Bav cardiologia

Válvula aórtica bicúspide

La válvula aórtica bicúspide (VAB) es la anomalía congénita más frecuente y tiene una evolución natural hacia la regurgitación o estenosis aórtica debido a la función asimétrica de la válvula asociada a una aortopatía ascendente evolutiva. Existen varias clasificaciones de BAV que describen la presencia y el número de rafe, la cantidad y la localización del calcio y la simetría de las cúspides funcionales. El impacto de la morfología de la VAB en los resultados de la implantación de la válvula aórtica transcatéter (TAVI) sigue siendo poco investigado. Los ensayos aleatorios cruciales que comparan el TAVI con la cirugía han excluido el BAV hasta ahora. Sin embargo, los datos de los registros y los estudios observacionales que incluyen a pacientes muy seleccionados han mostrado resultados prometedores del TAVI en la VAB. Con esta revisión, pretendemos describir las características anatómicas y fisiopatológicas de la VAB, discutir los principales aspectos para evaluar las modalidades de diagnóstico por imagen y ofrecer una visión general de los resultados de la TAVI y las consideraciones técnicas específicas de la morfología de la VAB.

El objetivo de esta revisión es describir las características anatómicas y fisiopatológicas de la VAB, debatir los principales aspectos que deben evaluarse con las modalidades de diagnóstico por imagen y ofrecer una visión general de los resultados del TAVI y las consideraciones técnicas específicas de la morfología de la VAB.

Directrices para la valvuloplastia aórtica con balón

La válvula aórtica bicúspide (VAB) es la cardiopatía congénita más frecuente, con una incidencia en la población general de entre el 0,6% y el 2% (1). Lejos de ser sólo una valvulopatía es una enfermedad heterogénea y compleja con gran impacto clínico. Puede dar lugar a una disfunción valvular grave y precoz, a una endocarditis bacteriana e incluso a una disección aórtica aguda.

Se han descrito diferentes fenotipos relacionados con la morfología de la válvula, también se aceptan ampliamente distintas alteraciones genéticas y la patogénesis de la dilatación aórtica asociada no está completamente clara (2). La ecocardiografía, principalmente transtorácica, es la principal herramienta diagnóstica de la VAB, pero a veces es necesario realizar una ecocardiografía transesofágica y tridimensional para confirmar el diagnóstico. Por otra parte, las imágenes multimodales, utilizando tanto la tomografía computarizada multidetector como la resonancia magnética, son útiles no sólo para estudiar la aorta ascendente sino también para completar la evaluación de la anatomía valvular (3,4).

Fruto de esa inquietud, progresivamente vamos conociendo más y más la heterogeneidad de esta entidad, siendo ese interés el motivo de este manuscrito en el que trataremos de revisar los aspectos más relevantes relacionados con este cúmulo de enfermedades llamado síndrome de BAV.

Valvuloplastia con balón estenosis aórtica

Oír un soplo cardíaco puede hacer que un cardiólogo pida un ecocardiograma (ECHO) para determinar si tiene VAB. Un ECO es una prueba indolora que utiliza ondas sonoras para crear una imagen en movimiento del corazón. Es la forma más precisa de diagnosticar el BAV.

Si se le diagnostica BAV, debe recibir atención continua de un cardiólogo con experiencia en valvulopatías cardíacas. Un cardiólogo controlará cuidadosamente cualquier cambio en la función del corazón, las válvulas y la aorta a lo largo del tiempo.

Los cardiólogos con experiencia en valvulopatías cardíacas utilizarán pruebas de imagen avanzadas para evaluar el estado de su corazón a lo largo del tiempo. Dado que el tiempo que transcurre entre el diagnóstico de la VAB y la necesidad de una posible intervención quirúrgica es diferente para cada persona, es importante que un cardiólogo le haga un seguimiento.

Incluso después de la sustitución quirúrgica de la VAB, puede correr el riesgo de sufrir problemas futuros en la aorta. Por ello, es importante que continúe el seguimiento con su cardiólogo, ya que éste creará un plan de atención para garantizar que se le controle adecuadamente.

Tiempo de recuperación de la valvuloplastia con balón

Al igual que muchas enfermedades, la válvula aórtica bicúspide (VAB) afectará a cada paciente de forma diferente. Nos aseguramos de que nuestro equipo de cardiólogos, cirujanos cardíacos, enfermeros, especialistas en rehabilitación, psicólogos y trabajadores sociales trabajen juntos para adaptar un plan de tratamiento específico a sus necesidades.

Usted también puede ayudar a controlar su BAV manteniendo un corazón sano. Las formas de mantener un corazón sano incluyen seguir una dieta baja en grasas y en sodio, mantenerse activo físicamente, practicar una buena higiene dental y dejar o evitar el tabaco.

A veces, los cirujanos cardíacos pueden solucionar la VAB mediante la reparación de la válvula aórtica. Sin embargo, si la válvula aórtica está demasiado dañada para repararla, la mejor opción puede ser la sustitución de la válvula aórtica. También puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar o sustituir secciones de la aorta. Cuando se determine que la cirugía es necesaria, su cirujano cardíaco analizará qué opción(es) es la mejor para sus necesidades particulares.

Incluso después de la reparación quirúrgica o la sustitución de la VAB, puede correr el riesgo de sufrir complicaciones en el futuro. Le haremos un ecocardiograma (ECHO) antes del alta para establecer su línea de base clínica después de la cirugía. Su médico se pondrá en contacto con usted entre tres y seis meses después de la intervención para controlar sus síntomas y su evolución. Acudir a su cardiólogo anualmente para una revisión le ayudará a determinar si son necesarias pruebas adicionales.

Author: Gustavo Ferrer