Autoinyector de 3ml
Figura 1. Vista del tórax del paciente tras la implantación del dispositivo automático subcutáneo implantable (A) y radiografía anteroposterior a las 24 horas después de la implantación (B).(0.11MB). Al final del procedimiento, realizamos una prueba de desfibrilación. Para ello, definimos una zona a 170 lpm y programamos una descarga de 65 J. Tras tres intentos de inducción con corriente alterna, sólo indujimos una taquicardia ventricular no sostenida correctamente. Finalmente, ante la imposibilidad de inducir una fibrilación ventricular sostenida, optamos por la configuración de polaridad convencional, que puede revertir los episodios de fibrilación ventricular inducidos en el 93% de los pacientes5 , y administramos una descarga manual de 10 J. Programamos una zona de terapia condicional a 200 lpm y la zona de terapia a 220 lpm (Fig. 2).
Figura 2. Interrogación del dispositivo y parámetros de programación. S-ECG, electrocardiograma subcutáneo.(0.52MB). A los 2 meses de seguimiento, el paciente no ha presentado complicaciones y no se han registrado eventos significativos.El DAI subcutáneo puede ser la única alternativa disponible para prevenir la muerte súbita en pacientes con complicaciones derivadas de los electrodos transvenosos, la oclusión venosa y las anomalías anatómicas que impiden el acceso vascular. Un estudio multicéntrico reciente6 demuestra la eficacia y seguridad del DAI subcutáneo en comparación con los DAI convencionales, y un estudio multicéntrico aleatorizado actual nos permitirá comparar ambos dispositivos.Las desventajas del DAI subcutáneo incluyen su tamaño ligeramente mayor y el hecho de que no facilita la estimulación antibradicardia ni la terapia de sobreestimulación antitaquicardia. En el momento de escribir este artículo (febrero de 2013), el DAI subcutáneo aún no está disponible comercialmente para su uso extensivo en España.
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Infusión continua de insulina subcutánea frente a regímenes de inyecciones diarias múltiples en niños y jóvenes con diagnóstico de diabetes tipo 1: ensayo controlado aleatorio pragmático y evaluación económicaResultado de la investigación: Contribución a la revista ‘ Artículo ‘ revisión por pares
v 78/142 (55%) participantes en MDI; riesgo relativo 0,84 (intervalo de confianza del 95%: 0,67 a 1,06)). La incidencia de hipoglucemia grave y cetoacidosis diabética fue baja en ambos grupos. Se notificaron 54 acontecimientos adversos no graves y 14 graves durante el tratamiento con CSII, y 17 acontecimientos adversos no graves y ocho graves durante el tratamiento con IDM. Los padres (pero no los niños) informaron de puntuaciones PedsQL superiores para los pacientes tratados con CSII en comparación con los tratados con MDI. El CSII fue más caro que el MDI en 1863 libras esterlinas (2179 euros; 2474 dólares; intervalo de confianza del 95%: 1620 libras esterlinas a 2137 libras esterlinas) por paciente, sin ganancias adicionales de AVAC (diferencia -0,006 (intervalo de confianza del 95%: -0,031 a 0,018)).
CONCLUSIÓN: Durante el primer año después del diagnóstico de la diabetes tipo 1, no se identificó ningún beneficio clínico de la CSII sobre la MDI en niños y jóvenes en el ámbito del Reino Unido, y el tratamiento con cualquiera de los dos regímenes fue subóptimo para lograr los umbrales de HbA1c. El CSII no fue rentable.REGISTRO DE ENSAYOS: Current Controlled Trials ISRCTN29255275; European Clinical Trials Database 2010-023792-25.
Autoinyector 45
El Rhombomys opimus (gran jerbo) es un reservorio de Yersinia pestis en los focos naturales de peste de Asia Central. Los grandes jerbos son muy resistentes a la infección por Y. pestis. Se cree que la coevolución de los grandes jerbos y de Y. pestis desempeña un papel importante en las epidemias de peste en los focos de peste de Asia Central. Sin embargo, no se ha evaluado la dinámica de la infección por Y. pestis y la correspondiente respuesta de anticuerpos en los grandes jerbos. En este informe se emplearon experimentos con animales para investigar la carga bacteriana en el hígado y el bazo de grandes jerbos infectados. También se determinó la dinámica de la respuesta de los anticuerpos al antígeno de la cápsula F1 de Y. pestis.
Los grandes jerbos capturados que dieron negativo tanto en los anticuerpos anti-F1 como en el aislamiento bacteriano fueron infectados por vía subcutánea con diferentes dosis (105 a 1011 UFC) de una cepa de Y. pestis aislada de un gran jerbo vivo durante la vigilancia rutinaria de la peste en la cuenca de Junggar, Xinjiang, China. Se observaron las manifestaciones clínicas, los cambios en el peso corporal, la temperatura anal y la anatomía macroscópica de los animales infectados. Se determinó el recuento de células sanguíneas, la carga bacteriana y los títulos de anticuerpos anti-F1 en diferentes momentos tras la infección, utilizando un analizador de sangre, recuentos en placa y un ensayo de hemaglutinación indirecta, respectivamente.
Autoinyector reutilizable
ResumenAntecedentesLos dermatofitos son hongos queratinofílicos que suelen infectar el pelo, la capa córnea y las uñas. Sin embargo, en ocasiones los dermatofitos invaden la dermis, los tejidos subcutáneos y los órganos internos, dando lugar a una enfermedad denominada dermatofitosis profunda. Presentamos un caso inusual de infección por Trichophyton rubrum que causa múltiples abscesos fúngicos en las extremidades inferiores de un paciente inmunodeprimido.Presentación del casoUn varón de 66 años que había estado recibiendo fármacos inmunosupresores durante 7 años desarrolló numerosos nódulos subcutáneos en las extremidades inferiores. El líquido purulento amarillo obtenido del quiste fue positivo para T. rubrum. La crema tópica de bifonazol fue eficaz para la tinea pedis, pero el Sporanox oral 400 mg/día se suspendió después de 2 meses porque el paciente murió de neumonía tras ser hospitalizado por una fractura lumbar.ConclusionesAunque las dermatofitosis profundas son muy raras, la dermatomicosis debe tenerse en cuenta en cualquier examen de pacientes que reciben fármacos inmunosupresores. Los hongos pueden entrar en el torrente sanguíneo y diseminarse a órganos principales distantes, incluidos los ganglios linfáticos, el hígado, el cerebro y los huesos, lo que a menudo provoca infecciones sistémicas que pueden ser mortales.